Viernes, 28 de noviembre de 2008
Mateo 7:7 y Lucas 11:9 Buscar y encontrar a vosotros; llamad y la puerta se abrirá para usted.
Hace unos seis meses un grupo de niños locales llegaron a Cañaote. Uno de ellos llevaba un saco sobre su hombro. Al abrir el saco me mostro un pequeño mono rojo.
El muchacho me preguntó si me gustaría comprarlo. He descubierto que este bebé Howler había sido capturado después de que su madre había sido asesinada con una piedra en un árbol.
Naturalmente, yo me puse muy enojado y triste porque la población local aún no ha entendido mi mensaje. Los animales del bosque no son mercancías que se venden y sus vidas y sus hijos saqueados. Se les dio tierras en el medio silvestre por Dios para tener un derecho a vivir en paz.
Les grite a los niños y les dije que desaparecieran y que regresaran al mono a donde lo habían capturado, con la esperanza de que el bebé mono sería aceptada por su tribu.
Los meses pasaron hasta ayer, cuando durante una fuerte tormenta de lluvia nos damos cuenta de un pequeño paquete de color rojo refugiado en un árbol cerca de nuestros recintos. Esto fue de hecho el mismo mono. Hemos teorizado que había escuchado los llamamientos de los monos de Cañaote y pensaba que aquí podría encontrar a su madre y su familia.
Él llamó a nuestra puerta. No sabemos si lo llevaron.
No podemos decepcionarlo a él. Nosotros lo secamos y alimentamos y lo colocamos en un recinto a la espera de las pruebas sanitarias. No podemos darle la espalda de su madre, pero si podemos darle el amor y el cuidado y la compañía de otros de su especie. Tal vez también podemos encontrar una madre sustituta para él.
Oh Sí, antes de que lo olvide. En primer lugar, llegó en un saco, ahora su nombre es Saco.
Ahora tenemos diecisiete monos para alimentar, por favor, donen si pueden. Nosotros necesitamos de su ayuda.
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